Nuestra historia

Finitas nace de una tradición familiar profundamente ligada al amor por la repostería. Todo comenzó con Josefina García, una mujer apasionada que enseñaba pastelería en Mexicali y el Valle Imperial, y que desde su casa no solo horneaba con dedicación, sino que también reunía a otras mujeres para compartir recetas, historias y momentos. De esos encuentros nacieron muchas de nuestras recetas más queridas, como la icónica Rosca Judía, que llegó a nuestras manos gracias a la señora Muñiz. Aquella comunidad de mujeres dejó una huella importante en la escena repostera local, dando origen a varias pastelerías, entre ellas, Finitas.

En 1988, Josefina —a quien cariñosamente llamábamos “Finita”— fundó formalmente la pastelería junto con su hija Patricia, recién graduada de arquitectura. Durante esos primeros años, madre e hija vendieron pasteles de boda y otras delicias mientras nuestra mamá aún cursaba la universidad. En esa etapa surgió uno de nuestros clásicos: el Pastel Primavera, un pastel de frutas que marcó el inicio de nuestra línea de postres frutales, hecha con fruta fresca y con un sabor que sigue siendo parte esencial de nuestro menú.

Hoy en día, en Finitas creemos que aunque las tradiciones cambian, el deseo de compartir con nuestros seres queridos permanece. Sabemos que un detalle dulce puede decir mucho, y por eso ponemos el corazón en cada creación. Nos inspira combinar lo mejor de la repostería mexicana, francesa y americana, explorando nuevos sabores y decoraciones para acompañar las celebraciones de siempre y las nuevas.

Nuestra historia familiar y la de nuestra ciudad están entrelazadas en cada pastel que horneamos. En Finitas, celebramos la diversidad de ideas y creencias, porque estamos convencidas de que eso es lo que verdaderamente endulza la vida.